lunes, 3 de diciembre de 2012

Haciendo felices a otros niños



Hace algunas semanas decidimos hacer una limpieza profunda de nuestro hogar. Lo hemos tomado las cosas con calma debido a mi lesión de espalda. La casa es grande y a lo  largo de los años hemos acumulado muchas cosas que ya no ocupamos (algunas en buen estado y otras no tanto); así que avanzamos lento pero seguro.

Un objetivo primordial que teníamos era seleccionar juguetes en buen estado que el Piojo ya no ocupara para donarlos en diciembre, aprovechando que se celebra la Navidad. Vamos, siempre es lindo saber que puedes hacer felices a otros niños; pero si puede ser en una fecha tan especial pues mejor.

El trabajo no está terminado. Por ahora, me dediqué únicamente a sacar peluches. Confieso que fue una tarea muy difícil porque la mayoría no son del Piojo, sino míos. Desde siempre me gustaron mucho y me ha resultado muy difícil deshacerme de ellos. Así que cuando nació mi hijo tuve la excusa ideal para conservarlos: que mi hijo jugara con ellos. La realidad es que él tiene sus propios juguetes, sus propios peluches. Con excepción de uno o dos, él no ocupa lo que yo he guardado por varios años.

Mis pequeños bebés se fueron directo a la lavadora; en ciclo delicado para que su baño de burbujas fuera placentero. Luego de secarlos al sol todos parecían como nuevos. No miento cuando les cuento que a cada uno le di un beso y les dije que estaba segura que irían a un nuevo hogar, donde podrían jugar y ser felices junto a algún niño o niña que los querría mucho.

 
Hasta siempre mis bebés!


El jueves se entregaron en la colecta navideña del kínder del Piojo, que a su vez los harán llegar a uno de los dos orfanatos seleccionados este año. 


Nota: Con esta acción de desprendimiento cumplí la meta #26 de mi lista: Mis 30 antes de los 30.


¿Acostumbras hacer limpieza profunda en tu hogar antes de que termine el año? ¿Qué cosas acostumbras donar? Me encantará que me cuentes…


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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Nos fuimos a la Feria del Libro Infantil





Desde hace tiempo he sentido la necesidad de alejar lo más que pueda al Piojo del iPad y acercarlo más a los libros; a cuentos que lo lleven a imaginar, creer y crear. Estuve buscando actividades para su edad y descubrí que se llevaría a cabo la 32° Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en el Centro Nacional de las Artes de la Ciudad de México del 9 al 19 de noviembre. Aunque me hubiera gustado estar todos los días en la feria, es algo que con las distancias y el tráfico de esta gran ciudad resulta prácticamente imposible; así que elegí el día domingo 18 para asistir en familia. Tenía claro los eventos a los que quería asistir: la presentación de cierto cuento y el concierto de Cecilia Toussaint. 

Salimos de casa más tarde de lo que yo esperaba y encontramos mucho tráfico; así que ya no alcanzamos a llegar a la presentación del cuento. Sin embargo, yo decidí no permitir que este cambio de planes afectara nuestra tarde en familia. Hicimos un breve recorrido, comimos unas crepas y nos sentamos en el pasto frente al Foro Principal, donde se presentaría La Gusana Ciega. Mientras esperábamos el Piojo se divertía jugando con nosotros, brincando encima del Fulano, corriendo y gritando. Disfrutamos el concierto de esta banda de rock alternativo mexicano y hasta el Piojo se puso a brincar con la canción más conocida de la banda. Cuando terminó la presentación recorrimos con calma las carpas de las distintas editoriales buscando nuestras nuevas adquisiciones. 


Casi desde que llegamos mi hijo me dijo que él quería un cuento que fuera de un elefante. Cuando entramos en la primera carpa vio varios cuentos; yo le estaba mostrando algunos de diferentes animales, pero fue él el que encontró un libro que en la portada tenía un elefante rosa. ¿De quién es esta cola? fue el cuento que trajimos a casa. 

En otra de las carpas me encontré un maravilloso libro, que anteriormente otra mamá bloguera había recomendado. Se trata de El libro de los garabatos; en el que podrá dibujar y crear con mucha imaginación unas maravillosas obras de arte. Prometo compartirles el uso que le demos a este libro; pero será hasta el próximo año pues pienso dárselo hasta su cumpleaños.

Y para mí, compré un clásico que lamentablemente no he podido leer a pesar de lo mucho que he tenido ganas. Se trata de Rayuela, de Julio Cortázar. Además, me conseguí una novela llamada Las horas distantes, de Kate Mordon de la que no tengo referencia alguna pero me pareció interesante. 



Y tú, ¿qué cuentos has comprado recientemente para tus hij@s? ¿Qué libros te gustaría leer próximamente?




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viernes, 9 de noviembre de 2012

Preparando leche en casa



No recuerdo si ya les conté que me gusta mucho cocinar. Desde hace algunos meses me siento más confiada de experimentar, de probar nuevos ingredientes antes de decir que no me gustan, de jugar con los ingredientes, de buscar opciones más saludables y hacer preparaciones caseras de lo que usualmente compramos envasado.

Intenté dejar la leche de vaca porque estoy convencida que mi cuerpo no la necesita en realidad. Para sustituirla, probé la leche de soya orgánica. Encontré una opción que no es tan cara como se suele decir que sucede. No me disgustó el sabor; pero sinceramente, no me hizo la más feliz del mundo. Así que seguí buscando. Probé hacer en casa la leche de almendras, pero fue un completo desastre. La semana pasada nuevamente le aposté a la elaboración casera, esta vez de leche de coco.

El resultado fue muy bueno. Conseguí alrededor de litro y medio de leche con un muy buen sabor, aunque la consistencia para mi gusto fue muy ligera. Al Piojo también le gustó mucho, pero más como agua que como leche; decía que era agua de horchata. Cosa de ir jugando con la receta hasta encontrar el punto exacto para nosotros.

Y como lo prometí en las redes sociales; les comparto la receta que yo seguí, es un poco la combinación de varias que me encontré por la red.

Algunas imágenes del proceso

¿Qué necesitas?
  • Un coco de agua
  • Agua natural
  • También puedes requerir un esposo galante y muy fuerte para que te ayude a abrir el coco; así igualito a mi Fulano. Pero como sé que este hombre es único, puede que no cuentes con uno parecido; así que puedes utilizar un cuchillo, un desarmador y quizá un martillo (o unos buenos azotes en el piso de la cocina. Nota: no me hago responsable si en lugar de abrir el coco se estrella tu piso).

Y ahora ¿qué hacer?

  1. El coco suele parecer una bola de boliche, con tres hoyos marcados. Con algún objeto punzocortante y mucho cuidado, haz las perforaciones para extraer el agua del coco antes de abrirlo. Reserva el agua obtenida.
  2. Con ayuda de el esposo maravilla, del martillo, o de unos azotes en el piso abre el coco y separa la carne de la cáscara. Limpia perfectamente para que no queden restos de dicha cáscara.
  3. Ralla el coco; obtendrás alrededor de 400 grs. de pulpa.
  4. Mezcla el agua de coco que reservaste previamente con agua natural. La cantidad de agua que yo utilicé fue el doble de lo obtenido de pulpa, es decir 800 ml.
  5. Calienta a fuego alto hasta que hierva el agua. Agrega el coco rallado y deja la preparación a fuego medio por 10 a 12 minutos.
  6. Deja enfriar 10 minutos.
  7. Licúa a máxima potencia 5 minutos.
  8. Si así lo deseas, puedes colar la preparación.
  9. Refrigera en una jarra.
Observación: 
Por experiencia, la leche tiene se conserva unos 5 ó 6 días.


Me resta compartir que descubrí que aun cuando sé que físicamente no necesito la leche, tengo mucho apego por ella. No he encontrado hasta ahora una opción que en sabor me permita suspender su consumo. Pero no desisto; así que ¡seguiré buscando!


¿Has probado las alternativas vegetales para la leche  de vaca? ¿Las has preparado en casa? Me encantará que nos cuentes tu experiencia y/o nos compartas tu receta preferida.



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jueves, 8 de noviembre de 2012

Jueves Trovero: Desfile de antifaces

Uno de mis primeros acercamientos a esta música que me nutre el alma y me inspira día con día fue precisamente Fernando Delgadillo, hace como quince años. 

Desde hace dos años inicié el proceso de descubrirme a mí misma y no seguir siendo la que el mundo desearía que fuera. Día con día voy haciendo cambios: en mi forma de criar al Piojo, en mi estilo de vida, en mi alimentación, en la forma en la que me relaciono conmigo misma y por ende con los demás, en el constante cuestionar todo lo que aprendí, desaprender para construir un nuevo aprendizaje, que me resulte más mío. 

En fin, todo lo que sea necesario para no volver a usar el antifaz. 



Desfile de antifaces

Fernando Delgadillo

Ya hace tiempo que asistí disfrazado
a unas mascaradas que fui invitado
modelé antifaces tan coloridos
como los tonos de los vestidos
que usaba a diario como disfraz
para verme tal como los demás.

Para verme como querían mirarme
ponía a mi silueta cualquier alarde.
Como era galante el hombre floral
me adorné las ramas muy natural.
Para el que me vio parecí normal
en esos desfiles de carnaval.

Entre las parejas que iban
girando un día le encontré.
Bella como media luna
que alumbra al oscurecer.
Convidé a la danza
a la dama luna del antifaz
que ella usaba para
que se pensara, que era su faz,
pero al descubrir su semblante
nada hallé detrás.

Me asusté al mirar su cara vacía,
dijo así son todos, ¿no lo sabías?
Con un gesto dulce mas que elegante
mi luz nocturna se hizo menguante
luna que al fin desapareció.
Al amanecer de mi comprensión.

Fui a buscar a aquel que he llamado amigo.
Bajo el antifaz nadie hallé conmigo,
Busqué entre las poses, los comediantes,
entre los diestros y principiantes
que actúan al rostro del soñador
y ese rostro sólo lo tenía yo.

De entonces a acá
me despojo a diario del antifaz,
que hizo la costumbre
de un maquillaje tan pertinaz.
Como la canción desenmascarada
me muestro a aquel,
que acaso no gusta de lo que
mira cuando me ve,
o hasta se incomode si no veo a nadie
dentro de él.

Ahora ya no voy desenmascarando
cuando encuentro que alguien
se emboza actuando.
Cuando engañan en su felicidad
sólo veo remedos de humanidad.
Lo que podrían haber sido y no son
entre vanaglorias y compasión.

Lo que soy yo mismo no puedo verlo
lo que veas de mí, no puedo esconderlo
ni siquiera cargo con mi armadura
el que pueda herirme hallará en mi hechura
sangre mestiza sin condición,
que mantiene abierto mi corazón.
 






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