viernes, 29 de junio de 2012

Mitos del colecho


Algunas de las costumbres de nuestro tiempo parecerán sin duda bárbaras a las generaciones venideras; tal vez la insistencia en que los niños pequeños e incluso los bebés duerman solos en vez de con sus padres
Cari Sagan, The Demon-Haunted World

Gracias Sarai por regalarnos tan lindo diseño!

Muy pronto les contaré nuestra experiencia de colecho y cómo fuimos “cayendo en la tentación” de que el Piojo durmiera con nosotros cuando no paraba de llorar. Si nos ponemos estrictos, pareciera que estábamos haciendo algo prohibido o perjudicial para nuestro pequeño. Sin embargo, no somos los primeros ni los únicos. Aun cuando no somos tantos como debiéramos serlo, son muchos los padres que deciden meter a sus hijos a la cama grande; ya sea porque es lo más agradable o porque es lo más práctico. Pero la presión es muy grande y el entorno consigue que esos padres, como nosotros, nos sintamos culpables pensando que está mal. 


jueves, 28 de junio de 2012

Mi joya más preciada



Resulta que de siempre me han gustado los coldijes. En cierta etapa de mi vida preferí los de estilo hippie, cuando trabajaba en oficina me incliné por la plata. Pero desde hace varios años he tenido un accesorio inseparable: mi joya más preciada.


Se trata de una pulsera de hilo de colores con un dije redondo. De un lado tiene un corazón; del otro, la leyenda "Estás rodeada de amor". La pobre ya está tan descolorida, pero nunca se me ha ocurrido remplazarla.





miércoles, 27 de junio de 2012

De coches y colores


 



Hace un par de meses nuestro automóvil dejó de funcionar. Ya tenía tiempo en el que, o le fallaba una cosa o la otra; hasta que finalmente el daño fue mayor. Repararlo nos hubiera resultado realmente costoso y la inversión difícilmente se recuperaría. Después de platicarlo, mi esposo y yo decidimos no repararlo. A los pocos días se presentó la oportunidad de venderlo a un estudiante de mecánica que nos pagó lo justo (realmente muy poco). Entre el dinero que nos pagaron, los ahorros con los que contábamos, el bono de productividad del Fulano y el apoyo de su papá pudimos comprar un auto, que llegó a nuestra casa esta semana.



Durante la búsqueda el más exigente fue el Piojo. Al parecer, no estaba interesado en cambiar su coche blanco por otro. Ninguno le terminaba de convencer; aunque le parecía muy divertido ir a las agencias (sobre todo las que tenían zona de entretenimiento infantil). Después de analizar varias opciones, nos decidimos por el coche de un compañero de trabajo del Fulano. Un coche que el Piojo ni siquiera había visto.

El lunes por la noche mi esposo llegó de trabajar en el auto nuevo. Minutos antes le conté a mi hijo que su papá llegaría con el coche nuevo, y parecía estar muy emocionado. No me sorprendió su reacción al ver llegar al Fulano. De inmediato, mi pequeño se soltó a llorar diciendo que no le gustaba ese carro, que no quería que lo pintaran de rojo (aunque en realidad es naranja metálico, pero dicen que de noche todos los gatos son pardos) y que su favorito era el blanco. Muchos minutos de tensión pasaron hasta que su papá nos invitó a cenar para celebrar y le pidió que manejara con él. Breves segundos bastaron para que el Piojo dijera que era SU coche, que le gustaba “mucho muchote” y que lo presumiera a su tía: “Mira, se le mueve el espejo así y así. También le puedes mover aquí y acá. Y así se escucha (el claxon).”

¿Te ha pasado algo parecido? 

lunes, 25 de junio de 2012

No se deje al alcance de los niños

¿Quién no ha leído esa leyenda en los medicamentos que tiene en casa?

Desde siempre he sido de la idea de no sobreproteger a mi hijo. A mí me parece que todos esos artefactos caros que supuestamente están diseñados para la seguridad de los bebés o niños tienen la finalidad real de exprimir hasta el último centavo de los bolsillos familiares. Así que en casa decidimos que, en lugar de llenarnos de cosas, era mejor explicarle al Piojo desde pequeño las cosas que es mejor que no haga pues resultan peligrosas para él. Y siempre había funcionado…

Y digo había porque hace unos días algo sucedió. Por descuido dejé un frasco de gomitas de vitamina C sobre la mesa del comedor. El frasco era nuevo, con tapa de seguridad (de esas que tienen truco para abrirlas) y además estaba completamente sellado; así que no vi un peligro en él. Mientras mi hijo veía un rato caricaturas me fugué para darme un baño de esos de cinco minutos que nos damos las mamás, si bien nos va. Cuando bajé me llevé la sorpresa de mi vida. El Piojo tenía entre sus manos el bote de gomitas y las deleitaba cual dulces de fiesta infantil.

No podía regañarlo, no podía gritarle “niño, eso no se hace”. No era su responsabilidad y mucho menos su culpa. Él vio un frasco con dulces de Woody y Buzz y no vio nada de malo en tomar unos cuantos. Mi responsabilidad era explicarle desde que los trajimos a casa que aun cuando parecían dulces eran medicamentos, que sólo mamá o papá podían dárselos. Mi responsabilidad era enseñarle que como las demás medicinas en esta casa, no se tocan. Mi responsabilidad era obedecer la famosa leyenda No se deje al alcance de los niños.

Afortunadamente, no le causaron daño alguno pues sólo comió unos cuantos. Ahora él sabe que no las debe de tomar y yo aprendí mi lección.


¿Te ha pasado algo similar? ¡Cuéntanos tu historia!


viernes, 22 de junio de 2012

¿De qué trata todo esto?

Cada cabeza es un mundo, reza un dicho popular. En ese sentido, este blog es el reflejo de lo que ocupa mi cabeza; o al menos, es un ejercicio para organizar mis pensamientos y compartirlos con el mundo.

Como mujer resulta indispensable regalarme por lo menos unos minutos en la mañana y en la noche para recordar que mi prioridad soy yo. Que para poder cuidar de mi casa y mi familia necesito estar sana física y emocionalmente.

Como madre de “El piojo” intento explorar el mundo a través de los ojos de un niño de tres años y medio, aprender cosas nuevas y desaprender casi todo lo que sabía de maternidad. Me emociona investigar sobre diferentes estilos de crianza y compartir, con los que así lo desean, lo que a nuestra familia le ha resultado.

Como esposa de “El fulano” se supone que propicio momentos para compartir en familia y momentos de pareja. Ser una compañera que lo escucha y lo procura, como él lo hace conmigo. No ser su media naranja sino una manzana que llegó para ser con él un coctel divertido y amoroso.

Como ama de casa pues uno no termina. Entre los quehaceres del hogar y la administración de las finanzas familiares hay mucho para contar.

Como amiga y familiar pues hacerse presente en la vida de los que uno quiere a veces resulta complicado; pero creo que cuando uno quiere, hace que el tiempo alcance para todo.

Todo esto y muchas cosas más es lo que encontrarás en Las Mariposas de Mamá.


Y a ti, ¿de qué tema te gustaría que habláramos? ¿qué pasa por tu cabeza en estos momentos?
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